viernes, junio 06, 2008

Nimiedades

Ayer no hice nada. Hice algo de ejercicio salí a trotar. Escuché música. Un poco de Piazzolla, Mercedes Sosa para comenzar, luego un giro a Soda Estéreo, más tarde para darle sabor escuché Bacilos y Jarabe de Palo, ya sin más motivaciones o melancolías pendientes, un grupo de pop coreano que ni sé el nombre pero con un par de canciones muy buenas, según yo. El sabor de la tristeza me vino a media noche, un poco de incompresión y otro tanto de culpabilidad. Antes, pensé en mi novia... la tengo abandonada hace dos días. No es tan verdad que esté abandonada. Tengo por motivos los trabajos y exámenes finales de la univesidad. Hay muchos, pero ayer no hice nada. Dormi hasta las diez de la mañana, dormi después del almuerzo e intenté leer cuando caia la noche. Una o dos páginas, un telón azul que caía como un recuerdo, y un preguntarse que será de ella...

Ciertamente una buena historia tiene una introducción que te lleva de la mano por el resto de la historia, no te suelta, pero te lleva suave y sin baches en el camino, también requiere de un conflicto para que resulte atractiva, el conflicto bien podría aspirar a volverse cada vez más intenso y generar más y más tensión para un final espectacular, una explosión o un desangrado interior - más bien metafísico - del personaje, para que cuando termine de contarse, uno digo "la put* madre, aprendí algo" o "me gustó carajo, arriba la revolución" o el no muy apreciado - al menos por mi - "ay, pero que bonito" que sueltan las chicas y algunos chicos - puede ser -. Pero mi historia acaba aquí, ayer no hice nada, hoy la vuelta a la rutina de la universidad y esta vez, si, saber que será de ella...