viernes, julio 27, 2007

Primer amor (Cuento)

Marcia vivía en el pueblo de Ur, en la casa de sus padres. Su padre trabajaba en la única fábrica del pueblo y su madre se dedicaba a bordar y atender el hogar. Su casa lucía un frente color crema y guardaba una huerta en el fondo que se llenaba de vegetales frescos en verano. Ella tuvo su primer novio a la edad de quince años. Su padre al enterarse se lo prohibió. Un atardecer violáceo el joven galante, le dio su primer beso.

Había nevado el día antes al que ella escapó de su casa sin más pretexto ni aspiración, que la del primer amor. Los niños jugueteaban por las calles improvisando un trineo con madera vieja y cuerdas, también armaban muñequitos de nieve. Los árboles se resignaban al blanco de esa mañana y un pequeño triste ruiseñor trinaba sus penas a su primer y último invierno. En sus pupilas se reflejaron los pinos del Bosque de Job que marcaban los límites de su pueblo. Una flor caía vencida por el frío y un copo de nieve resbalaba lento sobre la hoja verde de un abedul gigante. Ella volteó a ver hacia la pequeña casita donde había nacido y vivido hasta entonces. No derramó una sola lágrima pues su amado le había llenado de promesas y esperanzas el corazón. Se quedó mirando durante un momento. El paisaje era blanco, verde y celeste. Luego siguió adelante.

Jean Claude había reafirmado su amor a Marcia, junto al famoso árbol del tronco dorado. Tomó ambas manos y las llevó a su pecho, besó sus cálidos labios y miró sin pestañear sus ojos negros que entonces tenían ganas de llorar. No pudo refrenar el impulso de pedirle que se fuera con él, de decirle que todo estaría bien y de jurarle que siempre la querría. Pero ahora, solo, de pie en la entrada del pueblo de Bler, con su mirada puesta en el bosque que ella atravesaría para llegar a él; y con preocupación por la reacción de sus padres, Jean Claude comenzó a pensar que se había equivocado.

La nieve no era muy alta, pero Marcia estaba cansada y caminaba despacio. El bosque de Job es grande, pero la distancia entre Bler y Ur es corta, aún así ella se estaba demorando demasiado. Al parecer, se había perdido.

El sol estaba ya muy alto y Jean Claude se impacientaba cada vez más. Sus dudas nacían con los segundos, crecían con los minutos y se multiplicaban con cada hora.

- Ella dijo que llegaría temprano – renegó para si mismo.

Ella se sentía perdida, estaba perdida, pero no podía rendirse ni lo haría. La movía la fuerza irrefrenable y ciega del primer amor. No la aterraban los aullidos de los lobos, ni otros pasos, ni otros voces; ni siquiera la conciencia de saberse perdida y sola en medio de un gran bosque. Finalmente el humo de las casas de Bler fue su salvación. Lenta pero decidida, celebraba cada paso como una victoria, pues le acercaban más y más al dueño de su amor.

La nieve en Bler se iba derritiendo lentamente y el sol brillaba renovado cuando Jean Claude vio con desencanto aparecer a Marcia a la distancia. Le pareció toda desaliñada, ojerosa con su ropa gastada y una vieja mochila marrón a cuestas. Al contrario ella sonreía radiante, sus ojos parecían dos satélites brillantes que solo iluminaban para él, que era como su sol. Le parecieron curiosos los leñadores afilando sus hachas, y los niños (como en Ur) improvisando un trineo y jugando con hermoso lobo siberiano de mirada azul. Con un ladrido inquieto y su lengua roja curiosa, el perro la saludó.

Marcia abrazó con todo su calor a su amado, le dio un beso pero el permanecía inamovible, callado, pensante.

- Te has demorado mucho más de la cuenta – protestó.
- Perdoname, el camino se había cubierto por la nieve – dijo ella un poco sorprendida por su reacción.
- Era mejor que yo fuera a buscarte.
- Si te hubieran visto, sería peor. Pero ya estoy aquí ¿no te alegras?

Jean Claude no respondió.

Caía el atardecer en Ur, un viento helado anunciaba una nueva tormenta, el sol estaba perdido entre las nubes pero su claridad fue suficiente para alcanzar a ver a Marcia regresar cabizbaja con su vieja mochila marrón a cuestas.

Una lágrima se cristalizaba en su mejilla.

Diminutos copos de nieve comenzaron a caer, ella no tenía prisa por regresar a su casa. Su padre seguro la recibiría furioso y la golpearía; y su madre lloraría para tratar de calmarlo. Marcia tocó sus labios partidos por el frío y miró su piel que se había puesto pálida. Comprendió por fin, el corazón de los hombres.

Cayó la noche en Bler, Jean Claude tomó asiento en su mecedora próxima a la chimenea, encendió su pipa y comenzó a fumar tranquilo. Por la ventana miró con indiferencia hacia la calle. La nieve caía pura, cristalina y constante.

Nada lograba realmente conmoverlo.

domingo, julio 15, 2007

O Rei do América (Brasil 3 - Argentina 0)



El libreto fue siempre el mismo: Una Argentina que atacaba con dificultad y pocas opciones claras de peligro, y un Brasil que contragolpeaba con veneno en cada jugada. Como en 2005, Brasil con irregulares presentaciones es Campeón de la Copa América.

El director técnico Alfio Basile, quien confía en el juego ofensivo con buen trato de balón y sin marcaciones personales, si no más bien en una defensa en conjunto, fue sorprendido por la selección de Brasil dirigida por Dunga, de contragolpes rápidos y con marcación efectiva sobre cada jugador clave.

Solo 4 minutos duraron las esperanzas del conjunto albiceleste: Julio Baptista con un fuerte remate al ángulo contrario de abbondanzieri, y un gol en contra de Roberto Ayala cerca de finalizar el primer tiempo fueron suficientes para acabar con el sueño de la Copa. El gol de Dani Alves en la segunda mitad, fue simplemente el toque de gracia.

¿Y ahora?

Para la Argentina solo queda esperar por las eliminatorias a Sudafrica 2010, y mucho tiempo más, para que la selección mayores se pueda sacarse la espina de la sombra de Brasil.

Digamos que la canarinha no jugó con jugadores claves, y que la presión del partido recayó sobre la selección argentina, que ya lleva 14 años sin conseguir un título internacional. Ha seguir esperando

No hablemos de méritos, Brasil hizo los goles.




Guión trillado: La película de esta noche, ya la había visto.

viernes, julio 13, 2007

Esperando a Argentina Campeón...


Si... mas o menos.

Pienso que el domingo la selección albiceleste comandados por Lionel Messi, Carlos Tevez y por supuesto Juan Román Riquelme (que ya lleva 5 goles), derrotará sin demasiados problemas a la verdeamarelo (de irregular presentación) .

Es más, asi debería ser teniendo en cuenta el equipo alterno que trajo Brasil a la Copa, y el poco tiempo que este equipo viene jugando, en contrapartida de todo el trabajo previo y responsable que ha venido realizando este equipo.

Para el sábado en el encuentro entre México y Uruguay, pienso que aunque ambas selecciones tienen mucho coraje y entrega, pero que el buen trato de balón que ha demostrado México en esta Copa le valdrá un meritorio tercer puesto.

Y bueno, por eso y por mucho más pienso que el domingo, Argentina sale campeón...


¿ O Robinho estará inspirado?

No lo creo...

lunes, julio 09, 2007

Esperando Argentina - México


Seguramente el partido más esperado de estas semi finales de la Copa América es Argentina - México, equipos invictos, goleadores y los más regulares del campeonato.

México despidió categoricamente a Paraguay con media docena de goles. La goleada comenzó a los 5 min. de iniciado el encuentro, con un penal convertido por Nery Castillo, tras recibir una falta del arquero paraguayo Nélson Bobadilla, que le significaría la expulsión.

Por su parte la albiceleste tuvo un complicado primer tiempo, pero con paciencia y un coherente dominio de la pelota, logró romper la férrea defensa del equipo peruano, a los pocos minutos de iniciado el segundo tiempo, con un golaso convertido por el conductor del equipo campeón de la Libertadores, me refiero sin duda, a Juan Román Riquelme. Luego todo sería dominio por parte de la selección argentina que terminaría goleando 4 a 0.


Todo nos hace esperar que este miércoles a las 8:50 (hora boliviana) se venga un partidaso entre estas dos selecciones ganadoras.

Hay que estar atentos a los resultados... =)


Ah! También pasaron Brasil y Uruguay...
seguro gana Brasil...
pero ojala pierda... =P











Es todo, casi todo de la Copa América 2007 aqui en Nimiedades...





Vamos Carajoooooooo!!!!

sábado, julio 07, 2007

Lo que quería tu vieja... o ... Copa América: Resumen de las Conflagraciones



Comienza el fin de semana. Seguro que algunos lo esperan ansiosos para ir a darse un chapuzón en una refrescante piscina, o para deleitarse con la música y lindas mujeres, o porque se tomarán unos vasos de cerveza sin más pretexto que la tristeza o el de compartir con los amigos.

Pero los verdaderos fanáticos del fútbol se reunirán detrás de una mesita cargada con aperitivos, café o quizás cerveza; y observarán con ojos inquietos el descenlace de los cuartos de final de la Copa América 2007, que se desarrollará en las sedes de San Cristobal, Puerto La Cruz, Barquisimeto y Maturín, cálidas ciudades de Venezuela, país anfitrión del evento.

El sábado 7 de julio, a partir de las 18:00, volverán a verse las caras, Venezuela - Uruguay; quienes en primera ronda parecieron tener un tácito acuerdo de no agresión, culminando el partido con un opaco 0 a 0. De igual manera volverán a competir Brasil -Chile, cuyo resultado en primera ronda fue un aplastante 3 a 0 a cargo del equipo dirigido por el ex mundialista, Dunga.

El domingo 8 de julio subirá aún más el nivel, con los interesantes partidos de Argentina - Perú, en el que la albiceleste es claro favorito ante un Perú intermitente; y el electrizante partido México - Paraguay, con pronóstico reservado.

¿Pero cómo le fue a Bolivia?

Nuestra querida y cada tanto vapuleada selección, obtuvo un digno empate 2 a 2 con el equipo dueño de casa, una no merecida derrota 1 a 0 frente a Uruguay y un amargo empate 2 a 2 frente a Perú.

Sin embargo, el equipo dirigido por Erwin Planiti Sánchez, pienso, mostró personalidad, algo que le faltaba a otros equipos en anteriores ediciones. Además de gente joven con talento. Digamos Joselito Vaca, Jasmani Campos y Augusto Andaveris.

Y un jugador que (si me permiten) merece ser destacado, es Jaime Moreno, quién soprendió gratamente al demostrar experiencia y buen trato de balón, cualidades que (para ser sincero) me parece que no había demostrado en la manera como lo hizo en este campeonato.

Trabajo, disciplina y tiempo es lo que necesitarán nuestros seleccionados para correr con mejor suerte en las eliminatorias a Sudafrica 2010, que comenzarán en octubre.

¿Mis pálpitos para esta Copa América?

Sinceramente no sé quien ganará el partido Venezuela - Uruguay, teniendo encuenta que la vino tinto, tiene buenos jugadores, y está de local recibiendo además todo el apoyo de su público. En todo caso, a la hora de las apuestas me inclinaría más por Uruguay, pero cuidado, pueden haber sorpresas.

En el partido de fondo Brasil - Chile, creo que las estadísticas van más a favor de Brasil.

Para el Domingo, me parece no tener dudas, la selección dirigida por Alfio Basile saldrá triunfante ante el equipo dirigido por Julio César Uribe. Y en el partido más parejo de estos cuartos de final, creo que México con Neri Castillo en la delantera, triunfará frente al aguerrido equipo guaraní.


Pero como dicen, otra cosa es con guitarra, o mejor dicho, con la pelota sobre la cancha...





Que las conflagraciones comiencen...

¿Vamos Carajo?

domingo, julio 01, 2007

Más allá de la noche (Cuento)

Hasta ahora he visto casi todos los partidos de la Copa América, pronto les mostraré algo así como una especia de resumen de las conflagraciones, mientras, este cuentito que escribí anoche. Quedó un poco largo, pero ojala alguien lo lea.

Más allá de la noche

Él ya estaba borracho. No le importaba ni la hora, ni mucho menos el lugar donde se encontraba. El camino era sinuoso y empedrado. Todo estaba oscuro y vacío. Solo unos cuantos árboles de formas fantasmales lo acompañaban en su recorrido. Él seguía cantando esa canción de “corre guachín” que le gustaba tanto. La noche estaba despejada y las estrellas se mostraban sospechosamente brillantes. De repente le vino un ataque de hipo y se detuvo. La botella que llevaba en su mano estaba vacía, no podría explicarse, pero sintió sorpresa y desengaño al notar la botella en ese estado, así que la botó con un odio inconsolable. Continuó caminando con un leve balanceo de izquierda a derecha, siguió cantando aquella canción de “corre guachín”, aunque esta vez con esporádicos espasmos en el pecho. Sintió ganas de vomitar, así que se apego a un árbol que parecía tener unos orificios similares a ojos terribles y acusadores. Vomitó. Luego escuchó un suave zumbido cerca donde estaba. Cuando volcó a ver; vio dos extrañas personas que se aproximaron a saludarlo; le pareció (por cierto) que esas dos personas habían llegado volando.

- Hola, soy Goku – dijo el primero.
- kkkk, tengo que derrotar a Freezer... kkkk – balbuceó el segundo, quien era mucho más pequeño.
- … y este es mi hijo Gohan – acotó el primero.
- Goo… ¿Goookú? – preguntó.
- Hola soy Goku, en el anterior episodio luché con unos seres realmente terribles que se encuentran más adelante en este camino. No logré derrotarlos porque eran muy fuertes. No te aconsejaría ir – Dijo el que se hacía llamar Goku, en un tono inadecuadamente optimista.
- ¿Luuu - char? – Respondió - no, no te preocupes hermanito, que por ahora no tengo ganas de luchar con nadie.

Desoyendo los reiterados consejos de aquellas personas, Él siguió caminando lentamente, balanceándose con alegría y (ahora) silbando la canción de “corre guachín”. Sintió frío, pero no tenía con que abrigarse. Llevaba puesto un pantalón jean de esos con agujeros en las rodillas; una camisa de algodón manga corta, y sus zapatos negros bien lustrados.

Sonó su celular. La canción “Don” de Miranda, estaba como tono de llamado.

“… Quiero – saber – que – me – pasa – te – pregunto – que – me – pasa – y – no – sabes…” - comenzó a cantar, olvidándose de responder.

El camino era sinuoso y empedrado.

A lo lejos se divisaba una pequeña colina, la luna llena era amarilla, y los árboles lucían cada vez más aterradores. Allí iba él, balanceándose lenta pero alegremente, sin importarle su figura a contra luz.

Volvió a sonar su celular.

“… Quiero – saber – que – me – pasa – te – pregunto – que – me – pasa – y – no – sabes…” – volvió a cantar.

- Yo te conozco – le dijo una figura parada al borde izquierdo del camino, cubierta de un hábito negro y cargando una hoz que resplandecía cegadora reflejado la luz amarilla de la luna llena – pero no te preocupes, tu hora aún no ha llegado – dijo.

El creyó ver unos ojos rojos, apenas visibles debido a la capucha que cubría todo el rostro. Miró su reloj. Los números le eran borrosos, aparte que veía doble. Volvió a mirar hacia la figura de oscura apariencia, pero ya no estaba.

Un lobo aullaba triste a la imponente luna llena amarrilla.

Se sintió cansando, así que decidió sentarse debajo de un árbol negro cuyas ramas parecían dos brazos flacos con gajos como manos puntiagudas que buscaban estrangularlo.

Quiso recobrarse un poco de su borrachera.

Trató de recordar detalles de la fiesta, y como fue que había llegado hasta allí. Pero no pudo recordar nada, solo veía máscaras: máscaras rojas, máscaras negras, máscaras como risas, como ojos, como llantos. Máscaras y más máscaras mirándolo. Bocas bebiendo más tragos, música ensordecedora. Todo comenzó a darle vueltas y estuvo a punto de dormirse…

Pero no se durmió.

El camino era sinuoso y empedrado. Creyó escuchar su nombre como un eco en el viento. Su pelo flotaba en el aire, a causa de las breves ráfagas que soplaban. Miró hacia atrás y no vio a nadie, miró hacia adelante pero las cosas seguían igual. Miró hacia arriba, la luna llena era amarilla.

El camino parecía pronunciarse mucho más allá de la colina que había logrado subir, pero ya no estaba empedrado. No encontró razón alguna para seguir, para quedarse allí, ni para vivir. Tuvo sed.

A lo lejos se divisaba un lago, cuyas aguas verdes brotaban de un manantial subterráneo. Su lengua seca le demandó que fuera directo al lago, sus piernas aceptaron el peso de la distancia, y nuevamente comenzó a caminar. Otra vez, sintió un zumbido en sus oídos; esta vez un temblor sacudió la tierra. Recordó las risas, las máscaras; y ya nada pareció importarle, siguió su trajín mientras los árboles caían en el abismo que se abría a los costados del camino. Sus raíces se aferraban a la tierra, pero era inevitable su final.

Se sintió extrañamente excitado, como si todo eso le fuera familiar (premonitorio), cuando vio a una mujer. De sus labios nacía un pequeño surco de sangre y sonreía mientras su dedo índice le indicaba que fuera hacia ella.

Una extraña música repetía sus tambores.

El temblor cesaba, y volvía a hacer estruendo debajo de la tierra.

La luna llena era amarilla y la mujer era blanca (un poco pálida) de piernas fuertes, esbeltas y largas; su cintura era estrecha, su abdomen firme se adornaba con un piercing en el ombligo con forma de serpiente; sus pechos no eran grandes, pero definitivamente lucían bien y decidió ir hacia ella.

Se detuvo. Volvió a sentirse mareado, sus ojos empezaron a lagrimear y sentimientos como sueño y sed lo confundieron.

La extraña música repetía sus tambores.

Ya nada le importaba.

- Yo te conozco - le dijo la figura parada al borde izquierdo del camino, cubierta de un hábito negro y cargando una hoz que resplandecía cegadora.

- ¡Ya nada me importa! – le gritó; también les gritó a las dos personas que sabía volaban sobre él, como queriendo saber lo que le pasaría.

“¡Gokuuuu, vete al infiernoooo!”

– Pero no te preocupes, tu hora aún no ha llegado – repitió la oscura figura.

Él quiso ver (quizá por un comprensible morbo) eso ojos rojos apenas visibles debido a la capucha, pero ya no había nadie.

Continúo caminando. El camino era sinuoso y cubierto de roca y polvo. Él caminaba a paso más firme, y ya no se balanceaba tanto.

El lago, cuyas aguas verdes brotaban de un manantial subterráneo, parecía cada vez más cerca.

De repente sus pies se volvieron de plomo, y se le vino a la mente las imágenes de las máscaras, de las risas, de la hora borrosa en el reloj, de la luna llena amarilla y de la mujer de labios en los que nacía un pequeño surco de sangre, y comenzó a sentir desesperación por primera vez en toda la noche. La extraña música repetía sus tambores, cada vez más extraña y estridente, mientras más próximo se encontraba al lago de aguas verdes.

Un paso tras otro, un paso tras otro. Sentía desesperación y sed. Tal vez su desesperación se debía principalmente a su sed, a su lengua que se revelaba en su boca y le exigía calmar el fuego que la sofocaba.

Ya no tenía fuerzas, cayó de rodillas y aún de rodillas y manos, continúo (esta vez) gateando como un niño recién llegado al mundo. No sintió pena, porque todo se justificaba bajo el absoluto e indiscutible mandato de su sed, de su desesperación, de su angustia.

El tic tac de un reloj.

Un sonido sordo de puertas que se abren y se cierran solas.

Un olor que le recuerda un pasado mucho más alegre.


Finalmente llegó a la orilla del lago de aguas verdes, sus manos ennegrecidas y temblorosas se sumergieron (aún) con pesadez sobre el agua, pero cuando sintió su húmeda sustancia, recobró su fuerza y su valor.

Bebió sorbo a sorbo, con tranquilidad, con calma, como quien tiene todo el tiempo del mundo, por que ¿Cuál era finalmente la prisa?

En un descuido vio su reflejo en el agua. Vio sus cuernos, se puso de pie y también vio su cola. En su espalda sintió dos grandes heridas verticales, y su cuerpo todo, no lo sabia, cambiaba constantemente de color, como de la luna, como del agua, como de los árboles, como del camino, como de la mujer.

Ya no tenía sed.

- Vuelve por donde viniste, ya no sigas más – le dijo la persona que había encontrado al principio. Su hijo lo miraba con curiosidad.

Testarudo, se quedó parado al borde del camino (sinuoso cubierto de rocas y polvo).

Aún tuvo fuerzas para menear la cabeza a esos ojos celestes que le miraban preocupados. Y no se dejó impresionar por el resplandor que de esa persona emanaba.

El tic tac de un reloj.

Un sonido sordo de puertas que se abren y se cierran solas.

Un olor que le recuerda un pasado mucho más alegre.


La extraña música tocó su último repique de tambor.

Él ya no estaba tan borracho cuando dijo (en un tono inadecuadamente optimista):

- Este camino, si que es extraño.

Miró hacia ambos lados, hacia adelante y hacia atrás. Miró la luna llena amarilla y las estrellas sospechosamente brillantes.

Se quedó pensando un rato.





…Pero ven ¡Ven, que aquí te espero!