domingo, julio 01, 2007

Más allá de la noche (Cuento)

Hasta ahora he visto casi todos los partidos de la Copa América, pronto les mostraré algo así como una especia de resumen de las conflagraciones, mientras, este cuentito que escribí anoche. Quedó un poco largo, pero ojala alguien lo lea.

Más allá de la noche

Él ya estaba borracho. No le importaba ni la hora, ni mucho menos el lugar donde se encontraba. El camino era sinuoso y empedrado. Todo estaba oscuro y vacío. Solo unos cuantos árboles de formas fantasmales lo acompañaban en su recorrido. Él seguía cantando esa canción de “corre guachín” que le gustaba tanto. La noche estaba despejada y las estrellas se mostraban sospechosamente brillantes. De repente le vino un ataque de hipo y se detuvo. La botella que llevaba en su mano estaba vacía, no podría explicarse, pero sintió sorpresa y desengaño al notar la botella en ese estado, así que la botó con un odio inconsolable. Continuó caminando con un leve balanceo de izquierda a derecha, siguió cantando aquella canción de “corre guachín”, aunque esta vez con esporádicos espasmos en el pecho. Sintió ganas de vomitar, así que se apego a un árbol que parecía tener unos orificios similares a ojos terribles y acusadores. Vomitó. Luego escuchó un suave zumbido cerca donde estaba. Cuando volcó a ver; vio dos extrañas personas que se aproximaron a saludarlo; le pareció (por cierto) que esas dos personas habían llegado volando.

- Hola, soy Goku – dijo el primero.
- kkkk, tengo que derrotar a Freezer... kkkk – balbuceó el segundo, quien era mucho más pequeño.
- … y este es mi hijo Gohan – acotó el primero.
- Goo… ¿Goookú? – preguntó.
- Hola soy Goku, en el anterior episodio luché con unos seres realmente terribles que se encuentran más adelante en este camino. No logré derrotarlos porque eran muy fuertes. No te aconsejaría ir – Dijo el que se hacía llamar Goku, en un tono inadecuadamente optimista.
- ¿Luuu - char? – Respondió - no, no te preocupes hermanito, que por ahora no tengo ganas de luchar con nadie.

Desoyendo los reiterados consejos de aquellas personas, Él siguió caminando lentamente, balanceándose con alegría y (ahora) silbando la canción de “corre guachín”. Sintió frío, pero no tenía con que abrigarse. Llevaba puesto un pantalón jean de esos con agujeros en las rodillas; una camisa de algodón manga corta, y sus zapatos negros bien lustrados.

Sonó su celular. La canción “Don” de Miranda, estaba como tono de llamado.

“… Quiero – saber – que – me – pasa – te – pregunto – que – me – pasa – y – no – sabes…” - comenzó a cantar, olvidándose de responder.

El camino era sinuoso y empedrado.

A lo lejos se divisaba una pequeña colina, la luna llena era amarilla, y los árboles lucían cada vez más aterradores. Allí iba él, balanceándose lenta pero alegremente, sin importarle su figura a contra luz.

Volvió a sonar su celular.

“… Quiero – saber – que – me – pasa – te – pregunto – que – me – pasa – y – no – sabes…” – volvió a cantar.

- Yo te conozco – le dijo una figura parada al borde izquierdo del camino, cubierta de un hábito negro y cargando una hoz que resplandecía cegadora reflejado la luz amarilla de la luna llena – pero no te preocupes, tu hora aún no ha llegado – dijo.

El creyó ver unos ojos rojos, apenas visibles debido a la capucha que cubría todo el rostro. Miró su reloj. Los números le eran borrosos, aparte que veía doble. Volvió a mirar hacia la figura de oscura apariencia, pero ya no estaba.

Un lobo aullaba triste a la imponente luna llena amarrilla.

Se sintió cansando, así que decidió sentarse debajo de un árbol negro cuyas ramas parecían dos brazos flacos con gajos como manos puntiagudas que buscaban estrangularlo.

Quiso recobrarse un poco de su borrachera.

Trató de recordar detalles de la fiesta, y como fue que había llegado hasta allí. Pero no pudo recordar nada, solo veía máscaras: máscaras rojas, máscaras negras, máscaras como risas, como ojos, como llantos. Máscaras y más máscaras mirándolo. Bocas bebiendo más tragos, música ensordecedora. Todo comenzó a darle vueltas y estuvo a punto de dormirse…

Pero no se durmió.

El camino era sinuoso y empedrado. Creyó escuchar su nombre como un eco en el viento. Su pelo flotaba en el aire, a causa de las breves ráfagas que soplaban. Miró hacia atrás y no vio a nadie, miró hacia adelante pero las cosas seguían igual. Miró hacia arriba, la luna llena era amarilla.

El camino parecía pronunciarse mucho más allá de la colina que había logrado subir, pero ya no estaba empedrado. No encontró razón alguna para seguir, para quedarse allí, ni para vivir. Tuvo sed.

A lo lejos se divisaba un lago, cuyas aguas verdes brotaban de un manantial subterráneo. Su lengua seca le demandó que fuera directo al lago, sus piernas aceptaron el peso de la distancia, y nuevamente comenzó a caminar. Otra vez, sintió un zumbido en sus oídos; esta vez un temblor sacudió la tierra. Recordó las risas, las máscaras; y ya nada pareció importarle, siguió su trajín mientras los árboles caían en el abismo que se abría a los costados del camino. Sus raíces se aferraban a la tierra, pero era inevitable su final.

Se sintió extrañamente excitado, como si todo eso le fuera familiar (premonitorio), cuando vio a una mujer. De sus labios nacía un pequeño surco de sangre y sonreía mientras su dedo índice le indicaba que fuera hacia ella.

Una extraña música repetía sus tambores.

El temblor cesaba, y volvía a hacer estruendo debajo de la tierra.

La luna llena era amarilla y la mujer era blanca (un poco pálida) de piernas fuertes, esbeltas y largas; su cintura era estrecha, su abdomen firme se adornaba con un piercing en el ombligo con forma de serpiente; sus pechos no eran grandes, pero definitivamente lucían bien y decidió ir hacia ella.

Se detuvo. Volvió a sentirse mareado, sus ojos empezaron a lagrimear y sentimientos como sueño y sed lo confundieron.

La extraña música repetía sus tambores.

Ya nada le importaba.

- Yo te conozco - le dijo la figura parada al borde izquierdo del camino, cubierta de un hábito negro y cargando una hoz que resplandecía cegadora.

- ¡Ya nada me importa! – le gritó; también les gritó a las dos personas que sabía volaban sobre él, como queriendo saber lo que le pasaría.

“¡Gokuuuu, vete al infiernoooo!”

– Pero no te preocupes, tu hora aún no ha llegado – repitió la oscura figura.

Él quiso ver (quizá por un comprensible morbo) eso ojos rojos apenas visibles debido a la capucha, pero ya no había nadie.

Continúo caminando. El camino era sinuoso y cubierto de roca y polvo. Él caminaba a paso más firme, y ya no se balanceaba tanto.

El lago, cuyas aguas verdes brotaban de un manantial subterráneo, parecía cada vez más cerca.

De repente sus pies se volvieron de plomo, y se le vino a la mente las imágenes de las máscaras, de las risas, de la hora borrosa en el reloj, de la luna llena amarilla y de la mujer de labios en los que nacía un pequeño surco de sangre, y comenzó a sentir desesperación por primera vez en toda la noche. La extraña música repetía sus tambores, cada vez más extraña y estridente, mientras más próximo se encontraba al lago de aguas verdes.

Un paso tras otro, un paso tras otro. Sentía desesperación y sed. Tal vez su desesperación se debía principalmente a su sed, a su lengua que se revelaba en su boca y le exigía calmar el fuego que la sofocaba.

Ya no tenía fuerzas, cayó de rodillas y aún de rodillas y manos, continúo (esta vez) gateando como un niño recién llegado al mundo. No sintió pena, porque todo se justificaba bajo el absoluto e indiscutible mandato de su sed, de su desesperación, de su angustia.

El tic tac de un reloj.

Un sonido sordo de puertas que se abren y se cierran solas.

Un olor que le recuerda un pasado mucho más alegre.


Finalmente llegó a la orilla del lago de aguas verdes, sus manos ennegrecidas y temblorosas se sumergieron (aún) con pesadez sobre el agua, pero cuando sintió su húmeda sustancia, recobró su fuerza y su valor.

Bebió sorbo a sorbo, con tranquilidad, con calma, como quien tiene todo el tiempo del mundo, por que ¿Cuál era finalmente la prisa?

En un descuido vio su reflejo en el agua. Vio sus cuernos, se puso de pie y también vio su cola. En su espalda sintió dos grandes heridas verticales, y su cuerpo todo, no lo sabia, cambiaba constantemente de color, como de la luna, como del agua, como de los árboles, como del camino, como de la mujer.

Ya no tenía sed.

- Vuelve por donde viniste, ya no sigas más – le dijo la persona que había encontrado al principio. Su hijo lo miraba con curiosidad.

Testarudo, se quedó parado al borde del camino (sinuoso cubierto de rocas y polvo).

Aún tuvo fuerzas para menear la cabeza a esos ojos celestes que le miraban preocupados. Y no se dejó impresionar por el resplandor que de esa persona emanaba.

El tic tac de un reloj.

Un sonido sordo de puertas que se abren y se cierran solas.

Un olor que le recuerda un pasado mucho más alegre.


La extraña música tocó su último repique de tambor.

Él ya no estaba tan borracho cuando dijo (en un tono inadecuadamente optimista):

- Este camino, si que es extraño.

Miró hacia ambos lados, hacia adelante y hacia atrás. Miró la luna llena amarilla y las estrellas sospechosamente brillantes.

Se quedó pensando un rato.





…Pero ven ¡Ven, que aquí te espero!

9 Opiniones importantes:

Real Unmaker dijo...

Sé que podría hacer mejores comentarios sobre el cuento, ya que me toca ser el primero en comentar...

Pero primero quiero que reflexionemos un poco: Imaginate que eres akira toriyama. Y que, de alguna mágica manera, no solo entiende el español, sino que lo hace muy bien.

Se sienta a leer tu cuento.

Qué diría?

Con qué cariño, extrañeza, odio, desconcierto o alegría lo leería?

Sobre Corré Huachin o como se escriba tengo una vaga idea de lo que dirían XDDD.

Pero bueh... creo que por ahora es lo que puedo decir.

Muy bueno lo de las dos heridas en la espalda, las del tipo.

Anónimo dijo...

xD
tubo bueno el cuento
y aun no sabemos si es verdad lo q dijist sobre q fué el mas largo q escribiste...
si nos ponemos a leer los cuentos de la saga de los PUMPER'S puede q encontremos alguno mas largo

bueno Rafas...
no, mejor se oye Rafuuuuuuuu
cuidese mucho
haber si en vacacion lo puedo ver xD
cuidese mucho

me agrado la parte d los cuernos, y tambien la de las heridas en la espalda...

CIAO x)

Karol Arcique dijo...

bien, esta como de pesadilla, lo cual me gusta...

hubo una parte cuando mencionas a la mujer bella que me recordo a una leyenda que se conoce por aca y tengo entendido que tambien por alla, sobre una mestiza o india bruja que seducia a los caballeros en las noches de luna o sin ella, sobre todo a esos caballeros borrachos como el de tu cuento...

bien te dejo un abrazo
cuidese

Rafu dijo...

Álvaro: No sé que dirían, pero supongo que se alegrarían al menos de ser tan populares ajaja... Un gusto que me visites mi Blog, aunque yo te haya dicho.

Zurdito: Que bueno que te gustó el cuento. La saga de cuentos de los Pumpers son cortos, pero si los juntamos todos, son como 17 páginas en arial 12, y todavía falta...

XD

Karol: Pues no la leyenda no es muy conocida acá en Bolivia. Por lo menos yo no la conocía. Si quise darle como un ambiente de sueño más que de pesadilla, pero no sé si lo he logrado.

Un beso.

Natalia dijo...

"-Este cuento, sí que es extraño"

jeje
Un sabroso suspenso (el viento q golpea en mi ventana y hace volar mis cortinas, ayudo bastante en la ambientacion xD)

Tal vez lo escribiste con una alución la vida como trasfondo... los aplastantes conflictos humanos y personales, la aplastante sensación de seguir con la vida pq no nos queda ded otrra... o quizá sólo yo lo interpreté así.

Como sea, muy bueno. Y los matices q pocos entienden lo hacen aún más exquisito.

Saluudos! gracias por el link del video de Ron Damón xD jejejj

Paola R. Senseve T. dijo...

Me tomó tres días leerlo...pero porque no tuve mucho tiempito, pero ya!

Tiene tu sello personal por todos lados. Eso es bueno!!!

:)

Vania B. dijo...

Esa mezcla entre realidad y animé...me imaginé a los personajes con grandes ojos, boca pequeña y peinados fashion y de colores.

Un abrazo, buen cuento.

Rafu dijo...

Nata: Buenísimo, me alegro un montón que tuvieras un buen ambiente para leer mi cuentito, y pues mucha gracias por hacerlo.

Por cierto, buena la canción, ¿no? "Yo admiro a Ron Damón, siempre será fuente de mi inspiración"

Pao querida, muchas gracias por tu tiempo, eso vale demasiado.

Vania: ¿Verda imaginaste eso? oooh... no lo hubiera esperado.

Muchas gracias por pasar.

Darwin dijo...

Un recorrido extraño, con obstáculos tenebrosos...donde en realidad vio su propia personalidad en el reflejo del agua.
muy bueno!